Con una fotografía, sonriente, en la puerta de la embajada de México en España, en la madrileña Carrera de San Jerónimo, Quirino Ordaz Coppel anunció su arribo como embajador.
En el mensaje, la embajada de México en España señala: “Hoy arribó a la embajada el nuevo embajador Quirino Ordaz Coppel con la encomienda del presidente López Obrador y la ratificación del Senado mexicano de profundizar las relaciones entre ambas naciones”.
Tras un largo recorrido de siete meses desde que el 11 de septiembre pasado, el presidente López Obrador anunció en Sinaloa que invitaba al entonces gobernador Ordaz como embajador de México en el Reino de España, finalmente arribó a Madrid con la encomienda de reconducir las relaciones con España.
El embajador Ordaz, sin experiencia previa en materia diplomática, ocupará el lugar que tuvo la embajadora María Carmen Oñate Muñoz, quien prácticamente no tuvo desempeño ni contactos con la comunidad mexicana, por motivo de la pandemia, incluidos los medios de comunicación mexicanos acreditados en España.
Previo al anuncio de López Obrador de nombrar a Ordaz, la relación con España ya se había contaminado con la petición del mandatario mexicano al monarca Felipe VI para que pidiera perdón por los agravios cometidos durante la conquista.
El presidente mexicano ha sido un duro crítico de los favores que las algunas empresas españolas han recibido de la élite política mexicana en los últimos gobiernos, en especial en los de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, y mantiene un litigio permanente con esas inversiones hispanas, lo que ha agriado la relación con España.
De hecho, el nombramiento de Quirino Ordaz fue continuamente torpedeado por políticos del PRI y diplomáticos como Agustín Gutiérrez Canet, quienes aseguraban que España había negado el beneplácito para el nuevo embajador mexicano.
Aunque desde el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) de España solo se informaba extraoficialmente que el caso seguía su recorrido administrativo. Lo cierto es que el visto bueno tardó en llegar, en medio de los continuos cuestionamientos de López Obrador a España.