La viruela del mono, emergencia de salud internacional

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La declaración de la Organización Mundial de la Salud permitirá dar una respuesta coordinada entre los países para frenar la circulación de esta enfermedad

 La OMS declara la viruela del mono como una emergencia internacional

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la viruela del mono como Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII). La noticia ha sido anunciada este fin de semana en una rueda de prensa por su director general, Tedros Adhanom, después de que la enfermedad se haya extendido en cerca de 75 países.

La ESPII es el nivel de alerta mundial de salud más elevado. Actualmente, esta distinción solo la tienen la covid y la polio. Sin embargo, no son las únicas enfermedades que en algún momento de los últimos años han sido declaradas como emergencia de salud global.

Entre 2009 y 2020, seis enfermedades fueron declaradas como tal: la pandemia de gripe porcina (2009), la polio (2014), el brote de ébola en África occidental (entre 2013 y 2016), la epidemia del virus del Zika (entre 2015 y 2016), la epidemia de ébola de Kivu (entre 2018 y 2020) y la pandemia de covid-19 (2020).

¿Qué implica esta declaración?

A partir de este momento, la viruela del mono pasa a ser una emergencia internacional de salud. Esto no quiere decir que la enfermedad sea especialmente transmisible o letal para aquellos que se contagian, sino que puede tener un impacto real y perjudicial en la salud de las personas de otros países debido al riesgo de propagación.

En concreto, la OMS define una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) como “un acontecimiento extraordinario que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a través de la propagación internacional de la enfermedad y que potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada”.

Para que la OMS declare una emergencia internacional, la enfermedad en cuestión tiene que haber provocado una situación grave, repentina, inusual o inesperada. Además, la enfermedad debe tener implicaciones para la salud pública más allá de la frontera nacional del país afectado y puede requerir una acción internacional inmediata para controlarla.

Aunque el riesgo de esta viruela es moderado a nivel global, la OMS alerta de que el riesgo es alto en Europa: allí se han producido gran parte de las infecciones desde que se inició el brote la primavera pasada.

Desde el 6 de mayo hasta el 22 de julio de 2022 se han confirmado más de 16.500 casos de viruela del mono en al menos 74 países diferentes. Durante su intervención, el director de la OMS declaró que el 98% de los casos se han detectado en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres.

No obstante, la viruela del mono se puede contagiar fácilmente a través del contacto directo con la erupción infecciosa, costras o fluidos corporales o a través de las secreciones respiratorias. Por ello, cualquier persona que tenga contacto estrecho con alguna persona infectada puede acabar contagiándose, sin necesidad de mantener relaciones sexuales.

¿Quién toma esta decisión?

La responsabilidad de determinar si una enfermedad es declarada como ESPII recae sobre el director general de la Organización Mundial de la Salud, que cuenta con la ayuda de una serie de expertos que forman el Comité de Emergencia y ofrecen asesoramiento científico.

El director general toma la decisión basándose en el asesoramiento del Comité de Emergencia y la información proporcionada por los diferentes países. Además, la OMS realiza una evaluación del riesgo para la salud humana, del riesgo de propagación y del riesgo de los viajes internacionales de la enfermedad en cuestión.

La máxima prioridad de la OMS en este contexto es la de contener el brote con la mayor rapidez posible, para que no se propague a más zonas de los países afectados y a otros países que hasta ese momento se encuentran a salvo de la enfermedad.

Recomendaciones temporales para controlar el brote

Una vez declarada la emergencia internacional, la OMS anuncia las llamadas “recomendaciones temporales”. Entre ellas se incluyen las medidas sanitarias que los países deben implementar, no solo los países afectados sino también aquellos que quieran realizar un ejercicio de prevención.

Estas recomendaciones expiran automáticamente tres meses después de su emisión. Por lo tanto, los Comités de Emergencia se vuelven a reunir al menos cada tres meses para examinar la situación epidemiológica y revisar si el evento sigue siendo una emergencia internacional y si es necesario introducir cambios en las medidas sanitarias recomendadas.

Por el momento, la OMS ha propuesto diferentes acciones para combatir la viruela del mono: la detección de casos, el aislamiento de personas contagiadas y el consiguiente tratamiento, el rastreo de contactos e incluso la inmunización específica para personas con alto riesgo de exposición.

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