El sistema carretero de una nación es la plataforma de su desarrollo, ya que interconecta regiones y estados del país, así como costas y fronteras.
Los expertos en infraestructura suelen mencionar que las carreteras son la infraestructura de la infraestructura y el activo más importante de un país.
El sistema carretero de una nación es la plataforma de su desarrollo, ya que interconecta regiones y estados del país, así como costas y fronteras, y provee conectividad al resto de los sectores de la infraestructura como son aeropuertos, puertos, terminales de autotransporte o ferroviarias, instalaciones de energía como centrales petroquímicas, refinerías, centrales eléctricas, además de presas, aduanas, fronteras, zonas turísticas, instalaciones de seguridad, bases militares, etc.
En México, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT, antes SCT), ha desarrollado un sistema de corredores carreteros para interconectar al país y dotar de una plataforma logística que incremente la competitividad y el movimiento eficiente de personas, mercancías y bienes.
Sin embargo, como todos los proyectos de infraestructura, modernizar y conservar la Red Federal Carretera de México, demanda cantidades crecientes de recursos, los cuales han sido menores a los requeridos para mantener en buen estado las carreteras y que operen con un nivel de servicio adecuado para la cantidad de tránsito interurbano y de largo itinerario que se registra en el país, tanto de vehículos particulares como de autobuses y camiones.
Los corredores carreteros de la SICT se asemejan en su concepción y operación al Sistema de Carreteras Interestatales de los Estados Unidos. La visión para construcción y financiamiento de las carreteras interestatales norteamericanas se debe al impulso del inquieto presidente Dwight D. Eisenhower.
Eisenhower, aguerrido militar y hombre de Estado, experimentó en carne propia como teniente coronel la deficiencia del sistema carretero de Estados Unidos, luego como general y comandante Supremo de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, observó con admiración el sistema carretero de Alemania (Autobahn) y su configuración para la guerra y al servicio de la fuerza aérea nazi.
Una vez que Eisenhower fue electo presidente de los Estados Unidos, inició el mayor proyecto de inversión pública de Estados Unidos hasta esa fecha: El Sistema de Carreteras Interestatales de EUA. Con la Iniciativa de Apoyo a las Carreteras Federales de 1956, conocida también como Iniciativa para las Carreteras Interestatales y de Defensa de la Nación, se autorizó un fondo de arranque y se establecieron impuestos a la gasolina y el diésel para fondear el recién creado Fideicomiso Carretero, cuyo objetivo único era la construcción y mantenimiento de las carreteras interestatales norteamericanas.
Aunque el programa de corredores carreteros, y en general la Red Federal Carretera, de la SICT es una iniciativa ambiciosa para conectar estados, regiones, fronteras y costas del país, siempre ha obtenido menos recursos fiscales que los que requiere para su adecuada expansión, pero especialmente para su conservación y mantenimiento.
La opinión pública piensa que las carreteras son gratis, la verdad es que no lo son: Cuesta mucho dinero construirlas y también mantenerlas en buen estado. Su construcción y mantenimiento es financiado por los impuestos directos e indirectos que se pagan en México, pero la recaudación no incide directamente en las necesidades del sector carretero en nuestro país. Más aún, la recaudación del IEPS a las gasolinas y el diésel no ha generado un esquema de soporte directo para construcción y mantenimiento de carreteras, algo que sería deseable desde el punto de vista del usuario de las carreteras, que es quien realmente paga el impuesto a través del combustible.
Creo que Estados Unidos lo resolvió aplicando impuestos a las gasolinas para uso específico de construcción y mantenimiento de las carreteras interestatales mediante el Fideicomiso Carretero (US Highway Trust Fund). En México, se podría aplicar un impuesto a las gasolinas y al diésel para conformar un Fideicomiso Carretero cuyo fin sea modernizar y dar mantenimiento a la Red Federal Carretera y al sistema de Corredores Carreteros de la SICT.
Una propuesta podría ser aplicar un impuesto específico de 10 centavos por litro de gasolina y diésel, y destinarlo al fideicomiso propuesto para construcción y mantenimiento de carreteras, lo que generaría casi 5,000 millones de pesos al año, que serían administrados por el Gobierno Federal para mejor el nivel de servicio de los corredores carreteros y de la Red Federal Carretera. Este impuesto generaría mejor infraestructura carretera para enfrentar la demanda adicional de transporte por el nearshoring.
La SICT requiere urgentemente casi 215,000 mdp solo para ampliar más de 4,100 kilómetros de carreteras. Con la recaudación proveniente del impuesto propuesto se podrían construir algunos de los proyectos identificados.
Como dijo John F. Kennedy: “No ha sido nuestra riqueza la que ha construido nuestras carreteras, sino nuestras carreteras las que han construido nuestra riqueza.”