La organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) pidió este miércoles a Rusia “respetar los derechos” de los prisioneros de guerra ucranianos que se rindieron en el asedio de la acería de Azovstal.
Los soldados desplegados en la ciudad portuaria de Mariupol han sido “deshumanizados” por los medios de comunicación y representados en la propaganda rusa como neonazis, advirtió el vicedirector de AI para Europa del este, Denis Krivosheev.
“Esta caracterización despierta preocupación sobre su destino como prisioneros de guerra”, continuó el representante, según un comunicado difundido por la ONG.
AI ha documentado ejecuciones sumarias de cautivos en el este de Ucrania a manos de los separatistas prorrusos, así como la matanza de civiles por parte de soldados rusos en las últimas semanas, destacó la organización.
Los soldados que se han rendido no deben “correr la misma suerte”, señaló AI y recordó que los presos de guerra no deben ser sometidos a ninguna forma de maltrato y las autoridades deben respetar sus derechos en base a la convención de Ginebra.
El comunicado citó la cifra de 264 soldados capturados, entre ellos 53 heridos, proporcionada por el Ministerio de Defensa ucraniano.
Moscú, sin embargo, cifró este miércoles en 959 los militares ucranianos que se han entregado desde el lunes.
Después de que las fuerzas rusas se hicieran con el control de la mayor parte de la ciudad de Mariupol, varios centenares de soldados del Regimiento de Azov y del resto del Ejército ucraniano resistieron durante semanas en la acería de Azovstal.
Mariupol ha quedado prácticamente destruida, según las autoridades locales ucranianas, que han cifrado en unos 20.000 a los civiles fallecidos durante el asedio ruso, en lo que es una de las mayores crisis humanitarias de esta guerra.
Según dijo este miércoles el alcalde de Mariupol, Vadym Boychenko, aún quedan más de 100.000 ciudadanos en la ciudad que hay que evacuar cuanto antes, dado que la ONU ha alertado de posibles brotes de cólera y otras enfermedades como la disentería por las condiciones inhumanas en las que viven, algo que podría “causar miles de muertos”.